Un cuento de navidad… de Coaching!



Una de mis historias predilectas es “Cuento de Navidad” de Charles Dickens. Para mí, es uno de esos libros que no me canso de leer o una de esas películas que me gusta en todas sus versiones, lo más importante es que siempre descubro un nuevo aprendizaje.

Recientemente vi una de sus versiones, por enésima vez. Observando los hechos uno a uno, vino a mi una nueva reflexión… ¿acaso los espíritus le hicieron coaching a Ebenezer Scrooge?

Para Scrooge, el trabajo y las ganancias lo eran todo en la vida.  Maltrataba a todos a su alrededor,  lastimaba a su fiel empleado Bob Cratchit, despreciaba a su único sobrino Fred, no le interesaba la navidad, y desconocía la compasión, la bondad y unión familiar… Esta era su situación actual.

Ebenezer nunca imaginó que aquella navidad su difunto socio Jacob Marley, tan cruel y ruin como el, regresaría del más allá para ofrecerle el mejor de todos los obsequios: Narrarle las consecuencias de haber sido avaro y malvado en vida, “Sufro atrapado por las cadenas que forje en vida, las mismas que estas forjando tu…” además de anunciarle la visita de los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura.

Aun así, Ebenezer permaneció  escéptico después de tan inesperada visita, ¡esos fantasmas no van a venir!…

Pero llegaron… uno por uno, los tres fantasmas, que como buenos coach, lo acompañarían en un viaje interior haciendo preguntas para que Ebenezer lograra identificar sus brechas, cerrar sus procesos y encontrar sus propias soluciones.

El primero fue “El Fantasma de la Navidad Pasada”, envuelto en un haz de luz enceguecedor, lo acompañó a ver las sombras de su pasado, recordó a sus amigos, su colegio, se vio de niño, triste…

- “¡Tu objetivo era recordarme a ese niño desgraciado!” - increpo Ebenezer. Fue allí cuando el fantasma realizó una pregunta poderosa:
 - ¿Qué te hacia estar triste? –

Ebenezer recordó la causa de sus navidades tristes, su madre murió,  su padre, ante el dolor, se ensaño contra él y no quiso verlo.

El fantasma lo acompaño hasta unos años después, ya Ebenezer era un joven. Esa navidad su hermana menor, la persona que más amaba, lo busco para llevarlo a casa. Recordó que aquella navidad fue de nuevo feliz junto a su hermana Fran y su padre, el perdón había aparecido en su vida.

Su hermana era muy delicada y frágil - ¿Qué paso con ella? - Pregunto el fantasma.-
Entonces Ebenezer respondió - “falleció al dar a luz a mi sobrino Fred...” -  allí entendió lo que representaba Fran en su vida, culpaba a su sobrino por haber perdido a su querida hermana.

Siguieron su viaje y llegaron a otra navidad, ya Ebenezer era un joven trabajador,  se vio en su antiguo empleo, su jefe cerraba el almacén para dar una fiesta a sus empleados.

- ¿Lo apreciabas por lo que te daba? - pregunto el fantasma.-
–“Claro que no” riposto Ebenezer - “Lo apreciaba por cómo nos trataba”-  dijo y quedo pensativo –
- ¿En qué piensas ahora? - pregunto el fantasma.-
 – “Estaba pensando en mi empleado, me gustaría hablar con el ahora mismo”-.

Ante las preguntas del fantasma, la reflexión y la bondad habían aparecido en su vida.
Siguieron caminando en las sombras de su pasado, otra navidad.

- “Al mirar atrás las cosas parecen mejor de lo que en realidad fueron” – dijo Ebenezer.
-“Los años cambian a las personas, no sigas fantasma, no quiero ver esto”– (pero así es el coaching, te lleva a enfrentarte con las cosas que no quieres ver.)

Entonces se vio en el banco de un parque discutiendo con su novia mientras ella le decía:
 - “Tus más nobles esperanzas se han desvanecido ante el deseo de ser rico, tú eliges tu vida” – y se alejó sin que él la detuviera.
 – “Detenle, no tengas miedo, no la dejes ir”- se gritó Ebenezer a sí mismo, pero fue inútil, solo eran sombras de su pasado que no podía cambiar, entonces comprendió que se convirtió en un hombre de éxito, pero dejo ir al amor de su vida aquella navidad.

Fue demasiado para él…

Al terminar el viaje, Ebenezer trato de apagar la luz del fantasma y de esa manera encerrar su pasado y olvidar sus errores, pero ya no era posible se había enfrentado con sus propias sombras, ya el proceso estaba abierto…

Entonces llego el segundo: “El Fantasma de la Navidad Presente”. Este le acompaño a visitar el hogar de su sobrino, vio que a pesar de sus malos tratos Fred tenía un gran corazón y el cariño hacia él era sincero.

- “A veces olvido que es el hijo de mi hermana Fran”-  y allí revivió la importancia del amor a la familia.-

En su viaje el fantasma lo acompaño al hogar de su empleado Bob Cratchit, allí observo que el amor de familia está por encima de las riquezas, que humildad no es pobreza, que se puede ser rico en dinero, pero pobre de corazón y se puede ser humilde en dinero, pero millonario en amor y felicidad.

Conoció al pequeño Tim y supo de su enfermedad
 - “Es injusto que muera” – exclamó –

 Y parafraseando a Ebenezer el fantasma respondió:
 - ¿Por qué te preocupa eso?, si tiene que morir que muera, al menos así disminuirá el exceso de población, ¿acaso no fue eso lo que dijiste? –

 Allí Ebenezer comprendió que sus propias palabras eran muy duras y conoció lo que es la misericordia.

Antes de finalizar el viaje Ebenezer pregunto:
- ¿Qué es esa garra que sobre sale de tu túnica?-

Entonces el fantasma le presento a La Ignorancia y La Costumbre –

- “Cuídate de ambos, pero más de la ignorancia. Si niegas y calumnias a aquellos que hablan sobre ella o si admites que existe, pero no haces nada al respecto, la ruina te atrapara” –

Ebenezer entendió que, si ignoraba lo que pasaba a su alrededor o la responsabilidad de sus acciones, indiscutiblemente lo atraparía la ruina, moral y humana.

Finalmente llego “El Fantasma de la Navidad Futura”

 – “Te temo más que a los otros fantasmas que he visto” – dijo Ebenezer, pero este fantasma no hablo, como buen coach se limitó a acompañarlo a ver las sombras de su futuro.

Ebenezer comprendió que solamente había sembrado odio y desprecio, que llegaría a la muerte solo, ante la indolencia de los que había menospreciado con sus actos, viendo el sufrimiento de aquellos que pudo y no quiso ayudar.

Fue suficiente para él, todas las sombras que vio acompañado por los fantasmas le hicieron exclamar:
– “¡Dime que puedo cambiar esto!”, “¡Las acciones de los hombres determinan ciertos sucesos si persistes en ellas, pero si las acciones cambian los sucesos también cambiaran!”, “¡Por favor dime que es así!”.-

Y de esta manera, logro el quiebre que le impulsaría a encontrar soluciones. Comprendió todo, tenía ante sí una nueva oportunidad, y como en todo proceso de coaching, debía comprometerse con su objetivo, trazar su plan y ejecutar sus acciones:
 - “Las sombras de las cosas que podrían ser, pueden disiparse si yo cambio y lo haré, ¡sé que lo haré!, los tres fantasmas vivirán en mi como las lecciones que me han enseñado”-

 Ebenezer comenzó a actuar para cambiar su presente y su futuro convirtiéndose en el mejor amigo, el mejor jefe y el mejor hombre. Algunas personas rieron del cambio en él y el los dejo reír, ahora era un hombre de corazón feliz y eso era suficiente...

No creo que Charles Dickens tuviera noción de lo que hoy en día es un proceso de coaching, aun así, al igual que un coach, lo que buscó con su relato fue generar autoconocimiento y toma de consciencia, de hecho “Cuento de Navidad” surgió en el año 1843, como una protesta sobre la gravedad del trabajo infantil en gran Bretaña. En la actualidad es reinterpretada para vincularla con las personas sin hogar y la crisis de refugiados, recordando que estas fechas deben ser vividas con generosidad y buena voluntad.

Lo cierto es que todas las personas actúan basadas en una buena intención, la de Ebenezer era ser un hombre prospero, solo que a veces esa buena intención se ve opacada por los juicios, valores y creencias que forman nuestros mapas mentales y se reflejan en acciones poco ecológicas para nosotros y los que nos rodean. Es responsabilidad de cada uno de nosotros buscar opciones y apoyo, para cumplir con nuestra buena intención sin dejar de ser mejores personas.

Una mejor versión de nosotros siempre es posible, sino pregúntale a Ebenezer Scrooge…

¡FELIZ NAVIDAD!

Justy Güedexz del Castillo.

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