¡Hola!
¡Qué bueno que sigues aquí leyendo sobre primeros auxilios emocionales!
¿Que tal con el post anterior?
Espero hayas podido reflexionar sobre el sufrimiento y dolor emocional al que nos exponemos por engancharnos con acciones o actitudes de ciertas personas o situaciones que están fuera de nuestro modelo del mundo y escapan de nuestro control.
Y es que mantener nuestra salud física y emocional debe estar por encima de cualquier otra circunstancia en la vida.
Nuestro bienestar comienza por querernos, respetarnos, valorarnos y abrir nuestras mentes al hecho de que existen tantos modelos del mundo como personas hay en él.
Por algo dicen “Cada cabeza es un mundo “y yo añado a eso que “cada persona vive su mundo como mejor le parece” y no siempre tiene que gustarme a mí… ni a los demás tiene porque gustarles siempre mi mundo.
Y hablando de que cada cabeza es un mundo, hablemos de que ese mundo (o esa cabeza) suele estar lleno de pensamientos. (Es verdad que a veces hay personas que nos hacen dudar de eso, pero… ¡Ya ese es otro tema!)
Volviendo al tema de los pensamientos, todos estos señores científicos que se han pasado la vida trabajando para entender como funcionamos los seres humanos, descubrieron entre otras muchas cosas que los estímulos que nos hacen reaccionar y accionar no son solo externos, también son internos.
Siempre escuchamos decir que somos MENTE – CUERPO – EMOCIONES, esto es porque tenemos un cerebro donde se procesan los estímulos externos, se producen emociones y se generan acciones que ejecuta nuestro cuerpo.
Si recordamos un poquito lo que nos decían en las clases de biología en el colegio, tenemos unas células llamadas neuronas que son así como los cables que participan en los procesos internos transmitiendo impulsos nerviosos para que funcionemos.
Los científicos descubrieron que las neuronas que están en nuestro cerebro y participan en procesar la información que viene del exterior y captamos a través de nuestros sentidos, son las mismas neuronas que utilizamos para aprender, pensar, hablar y sentir entre otras muchas cosas. Es decir, son las que intervienen en formar nuestro modelo del mundo.
Entonces el mecanismo que utiliza nuestro cerebro para ver, escuchar y sentir, es el mismo que utiliza para imaginar y recordar, es por esto que de la misma manera que sentimos y surgen emociones por cosas que suceden en nuestro entorno y percibimos a través de nuestros sentidos, también sentimos y nos emocionamos por cosas que pensamos en nuestras cabecitas aun cuando no están ocurriendo en el mundo exterior. Son simplemente historias que nos estamos contando.
Este proceso que ocurre en nuestro cerebro explica la razón por la cual cuando recordamos experiencias gratas y felices nos embarga la misma emoción que cuando lo vivimos. Recuerdos como ese viaje maravilloso o ese momento en que estabas saboreando tu postre preferido.
De igual manera cuando nos imaginamos cosas que no nos gustan nos sentimos tristes, enojados o angustiados, aun cuando es algo que no ha pasado y no sabemos si pasará o cuándo pasará.
Algo así como imaginar un terremoto o la muerte de un ser querido. También cuando nos imaginamos discutiendo con otra persona o comenzamos a “echarnos cuentos negativos” sobre situaciones imaginarias. Esto es lo que llamamos diálogos internos de carácter negativo.
Por algo decía Mark Twain:
“He vivido cosas terribles en mi vida, la mayoría nunca ocurrió en realidad”.
Lo que agrava este pensamiento negativo es que la primera vez lo imaginamos y después lo que hacemos es “recordar lo imaginado”, si esto ocurre repetidas veces llega un momento en que nuestro cerebro se convence de que fue algo real e incluso nos confundimos y llegamos a dudar si fue un hecho o un recuerdo.
Para nuestros efectos el resultado es el mismo, una emocionalidad que nos genera terribles sensaciones y malestares físicos. Estamos somatizando la emoción negativa.
¡¡La verdad es que si tuviéramos la misma facilidad para generar pensamientos positivos seriamos tremendamente felices y sobre todo sanos!!
Ansiedad anticipada
Esta dinámica de pensamientos y diálogos internos negativos, generan lo que se ha denominado como ansiedad anticipada. No es más que el estado emocional y cúmulo de sensaciones físicas desagradables y generalizadas que surgen ante la cantidad de pensamientos negativos que generamos por una realidad distorsionada.
Así tenemos los Diálogos Internos Catastróficos que tienen que ver con imaginar el peor escenario posible ante una situación y son los que generalmente terminan en crisis de pánico como la que trabajamos en el artículo anterior.
Luego tenemos el Dialogo Interno Autocrítico que se convierte en una autocrítica constante y desproporcionada, afectando la autoestima y generando celos, envidia y frustración.
También tenemos el Dialogo Interno Victimista, que no te permite avanzar, que siempre encuentra villanos y se centra en la queja y la desesperanza, pero no aporta nada para cambiar las cosas.
Por último, está el Dialogo Interno Perfeccionista que es aquel para el cual nunca están bien las cosas, no se siente satisfecho con nada, nada es perfecto y es intolerante frente a los errores propios, aunque muy tolerante con los errores ajenos. También encierra algo de baja autoestima.
¿Cómo podemos contrarrestar los pensamientos negativos?
Pensar que todo es maravilloso no es realista, una dosis de negatividad es necesaria y sirve para mantener los pies en la tierra, sin embargo, someterse innecesariamente a situaciones de negatividad excesiva agota emocionalmente.
Tener pensamientos negativos es natural, era requerido por nuestros antepasados prehistóricos para poder estar alertas y mantener su integridad física. A través de la historia y hasta nuestros días, los pensamientos negativos no solo siguen siendo protectores ante el peligro, también permiten trazar estrategias en cualquier área.
Salirse del balance sano y normal del pensamiento negativo, nos lleva a pasar malos momentos y pone en riesgo nuestra salud incluso hasta niveles patológicos.
Hay pensamientos negativos que tienen que ver con recuerdos pasados que han sido resueltos de manera saludable y forman parte del balance natural. Si son recurrentes generalmente se deben a situaciones no resueltas y pueden requerir acompañamiento de un especialista.
Otros pensamientos negativos miran hacia el futuro, no han sucedido y no sabemos si ocurrirán o no: “y si me asaltan, y si tengo un accidente, y si me enfermo, y si…”
Estos pensamientos en dosis normales son los que actúan como protectores, sirven para tomar medidas preventivas y pasar a otra cosa. En exceso son los que paralizan y enferman.
Recurrir en el pensamiento negativo es perjudicial y resta calidad a nuestra vida.
Cada tipo de pensamiento o dialogo interno negativo tiene un manejo diferente, aunque todos tienen una base común: nos sentimos mal físicamente al experimentarlos.
En general para todos, lo primero que debemos hacer ante el pensamiento negativo es hacernos consciente de ellos. Identificarlos en el momento en que se manifiestan y clasificarlos para atenderlos y poder avanzar.
Como estas técnicas son de primeros auxilios, nos centraremos en el abordaje inmediato y como siempre digo, después hay que buscar la raíz del problema y atenderlo.
Para los diálogos internos autocrítico y perfeccionista, la mejor medicina es imaginar que le estás hablando a un ser querido. Cuando te sorprendas criticándote o minimizando tus logros, imagina a tu ser más querido en la misma situación y cómo abordarías con esa persona lo que te estás diciendo a ti.
Abórdate desde el amor, la bondad y la misericordia, después de todo tu deberías ser la persona que más te quiere.
El pensamiento victimista es un poco más complejo ya que detrás de cada víctima la mayoría de las veces hay un ser humano que no sabe cómo manejar las situaciones y tiene una mezcla de miedo y rabia ante situaciones adversas, incluso a veces tiene miedo de sus propias reacciones y por eso, de manera inconsciente, asume un rol de incapacidad. En este caso es muy importante hacerse consciente de las propias emociones.
Cuando te descubras en el pensamiento de víctima o queja, detente un momento y presta atención a lo que estás sintiendo. Reconoce tus emociones y solo así podrás aprender a gestionarlas. El audio de gestión emocional puede ser muy útil en este caso.
Dejé para el final el pensamiento negativo catastrófico porque en sí mismo involucra a los demás.
La mejor manera de refutar el pensamiento negativo en el momento que se presenta y sentimos malestar es la conciencia plena, aceptar el pensamiento negativo como lo que es, un simple pensamiento y enfocarnos en el aquí y el ahora, tomar conciencia de lo que me rodea, de que estoy en un espacio seguro, confiable y cualquier otro calificativo que me dé serenidad.
Otra manera es confrontarlo y definir en qué contexto puede suceder el pensamiento negativo, si es posible o no, aterrizarlo, evaluar las probabilidades reales de que suceda y ponerlo en perspectiva dentro de lo que es nuestra vida. Confrontarlo con la realidad es nuestra mejor herramienta.
¡Un ejemplo de mi vida misma!
En una oportunidad, justo en medio de mi proceso de recuperación emocional, me tocó hacer un trámite en una oficina gubernamental. Mientras esperaba comencé a pensar “Hay demasiada gente, seguro que van lento y salgo de aquí tardísimo”, “¿Y si me ponen trabas o me piden comisión?”, “¿Y si me tratan mal?, porque en todas las oficinas públicas tratan mal a la gente”.
En medio de estos pensamientos negativos comencé a notar mi respiración agitada, dolor de espalda, dolor de cuello… Enseguida me dije a mi misma: “Mi misma, tú no sabes si eso que estás pensando va a suceder, son solo supuestos, espera a que te atiendan y allí mides la realidad”.
En ese momento comencé a buscar en qué fijar mi atención y noté una lucecita verde que encendía y apagaba en un equipo electrónico. Entonces comencé a contar cuantas veces encendía y apagaba la luz en un minuto. Fije allí mi atención hasta que llego mi turno y me encontré con una súper amable funcionaria que me resolvió todo en diez minutos y hasta me regaló un chocolate que le habían obsequiado, pero ella no comía dulces.
De haberme quedado enganchada en mi angustia habría sufrido innecesariamente.
Esta es la mejor manera de refutar el pensamiento negativo y los diálogos internos: Contextualizando y enfocando tú atención en el momento presente.
Si no encuentras nada en que fijar tu atención, utiliza tu mejor recurso: la respiración. Presta atención a tu respiración, el recorrido del aire desde que entra a tus fosas nasales, llega a tus pulmones y vuelve a salir, realiza un par de respiraciones profundas y suaves y regresa a tu respiración normal.
Este sencillo ejercicio es una vía alterna al pensamiento negativo. Además, eso ayuda a regular el efecto bucle del que hablamos en la segunda estrega de estos primeros auxilios emocionales y así regulamos la expresión física de la emoción negativa.
Como siempre te recuerdo que esta es una técnica de primeros auxilios y funciona para el momento en que se genera la emoción para ayudarte a manejarla, es decir, trata el síntoma, pero luego debes atender la base del problema, identificar lo que te dispara esa emoción y qué debes hacer para sanarla.
En cualquiera de los casos, el autoconocimiento emocional es el punto de partida para comenzar a liberarte de estos pensamientos. El acompañamiento de un profesional te puede guiar en ese camino.
Déjame tus comentarios, cuéntame cómo te fue con esta técnica. ¿Tienes alguna otra técnica para trabajar los pensamientos negativos?
No te pierdas mi próximo post donde hablaremos de la rumia mental y como prestar primeros auxilios emocionales para combatirla.
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Toda mi vida me he sentido hostigada por pensamientos negativos y fatalistas que se han traducido en rabia, miedo e inseguridad; y me han paralizado por completo, impidiéndome avanzar hacia el logro de mis metas en la vida.
ResponderBorrarHe experimentado todos los tipos de pensamientos y dialodiá internos que describes en este post. El dolor físico ya es parte de mi dia a día, sin olvidar otras afecciones que ha causado"el bruxismo" a mí mandíbula y dentadura.
Me encanta que compartes técnicas específicas para cada caso, además de las de "plena atención" que me mantienen en el aquí y el ahora, experimentando las cosas y su presente con todos mis sentidos. La naturaleza es la mejor vía que encuentro para experimentar "la presencia" ; percibir sus olores, sonidos, sabores y colores. En particular aprovecho el "ronroneo" de mis gatos, acercándoles mi oído para escuchar esa vibración maravillosa. Otros recursos de los que echo mano son: el mantra SO-HAM (SO al inhalar, HAM al exhalar), perecido a tu técnica con las olas del mar; afirmaciones positivas; y la visualización de vivencias hermosas como el nacimiento de mis hijos. Gracias por ayudarme entre otras cosas, a hacerme consciente de mis pensamientos negativos y a manejar las crisis emocionales que estos desencadenan en mí. Felicitaciones Justy.
Te invito a revisar si tu bondad y compasión esta más orientada hacia afuera que hacia adentro. Cuando aprendes a ser tan bondadosa contigo como lo eres con los demás, descubres un mundo nuevo. ¿Si una amiga querida te confesara que tiene pensamientos negativos y fatalistas ¿Que le dirias? Te invito a practicar este ejercicio e identificar que sucede con tus sensaciones y emociones.
BorrarEn lo particular, rondan en mi vida los pensamientos negativos más de autocrítica y perfeccionista, me la paso flagelandome y es lo que no me permite avanzar. En estos momentos todo pasa por algo y tus post me han caído como anillo al dedo, ya que estoy pasando por un momento en mi vida en que estos pensamientos se hacen constantes porque me encuentro sin empleo estoy en el extranjero y siento que a veces me saboteo demasiado y por eso mis búsquedas de empleo no son exitosas. Mil gracias!!!
ResponderBorrar¡Que bueno que este mini curso sea útil para ti! Una vez que logras entrenar tus emociones y activar la atención al presente, comienzas a "descubrir" cosas que antes no veías. Conocerte te abre posibilidades, evalúa tus fortalezas, las oportunidades del entorno y capitaliza esas oportunidades. A veces lo que parece algo muy malo, puede ser un impulso para cosas que no habías considerado. ¡Exitos!
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