Secuestro Emocional y como trabajarlo

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¡Hola! 


En el post anterior hablamos de la rumia mental y el pensamiento negativo.

¿Qué tal te fue con la rumia mental? ¿Mucha reflexión? ¿Te sucede con frecuencia?

Dijimos que la rumia mental es un tipo de diálogo interno y los diálogos internos pueden ser potenciadores o muy fastidiosos. Y si esos diálogos están asociados a creencias, pues más fastidiosos aún…

Quizá recuerdes un comercial muy famoso donde una chica era atormentada por un pájaro carpintero que le picoteaba en la cabeza con mensajes repetitivos… ¡¡Pues esa ave era la manera de representar los diálogos internos y creencias de la pobre chica!!

Y es que así puede sentirse un diálogo interno, como un golpecito constante atormentándote ¡Qué fastidio! ¿Verdad?

Debo confesarte que yo también hablo mucho conmigo misma, de hecho, cada vez que escribo uno de estos artículos me pregunto muchas cosas ¿Gustará el contenido? ¿Sera útil? ¿Realmente ayuda a los lectores?

Siendo coherente con mi kit de primeros auxilios quiero confrontar mis diálogos internos y creencias con la realidad… ¡Me encantaría tener respuestas reales para dejar de hablar conmigo misma!

¿Qué tal si me dejas tus comentarios en este post para ayudarme a dejar descansar mis diálogos internos por un rato? Me puedes decir si te gusta el contenido, si te es útil y si te ha ayudado en algún momento. ¿Cuento con tu ayuda?

Bueno pasemos a nuestro tema de hoy. ¡Y es que la ciencia de las emociones es apasionante!

Hablemos de Secuestro Emocional

Otra cosa que descubrieron los científicos respecto a nuestro cerebro, es que, nuestra emoción utiliza algunos recursos cerebrales que son exclusivos para ellas y también utiliza otros que son compartidos (lógico si hay mecanismos cerebrales que utilizan las mismas neuronas que mencionamos antes).

Lo que sucede con estos recursos que son compartidos es que si los está utilizando la emoción ya ningún otro proceso puede utilizarlo, por eso es que ocurre lo que llamamos el “Secuestro Emocional”.

Para explicarlo mejor, imagina una casa donde hay un solo carro que comparten dos hermanos. En un día determinado a la misma hora, la hermana quiere utilizarlo para ir a la playa y el hermano para ir a jugar fútbol. Él, sale corriendo, agarra las llaves se sube al carro y se va a jugar fútbol dejando a su hermana varada, ya ella no puede utilizar el carro, al menos no en este momento. Podríamos decir que el hermano “secuestró el carro”.

Lo mismo sucede con la emoción. Cuando tenemos una emoción muy intensa como por ejemplo una angustia muy grande, los mecanismos que utilizamos para esa emoción son los mismos mecanismos que utiliza el razonamiento, eso ocasiona que mientras estamos en estado de angustia intenso no podemos razonar con claridad y ver otras perspectivas, porque el recurso de la razón ya esta secuestrado por la angustia.


¿Cómo evitamos el secuestro emocional?

Evitar el secuestro emocional requiere entrenamiento. Como hemos dicho en anteriores posts, las emociones son procesos biológicos que no se pueden controlar, simplemente ocurren y ya. Lo que sí podemos hacer es aprender a manejarlos o modular la respuesta emocional y eso solo se logra con un entrenamiento constante.

Ese entrenamiento comienza cuando aprendemos a conocernos a nosotros mismos y con ese conocimiento aprendemos a detectar cuáles son los disparadores y síntomas que experimentamos antes de sufrir el secuestro emocional. Cuando identificas esos disparadores y síntomas sabes que el secuestro va a ocurrir y aprendes a gestionarlos. Esa gestión se conoce como Técnicas de Higiene Emocional.

Es algo así como las personas que padecemos migraña. Ya sabemos que justo antes de desatarse la migraña ocurren cosas que nos indican que viene por allí. Vemos “nubecitas” o “estrellitas” y eso es un fijo indicador que en minutos se desatará el dolor. Esos nos permiten tomar las medidas necesarias para evitarla o por lo menos aminorar su impacto. En mi caso también he aprendido a identificar los disparadores, la mayoría son alimentos y ciertos estados emocionales, así que he aprendido a regularlos. Afortunadamente para mí, las migrañas cada vez son menos frecuentes y menos intensas.

Lo que sucede es que mientras descubres los síntomas o los disparadores del secuestro emocional es que debes padecerlo al menos una vez para poder identificarlos.
En este caso la técnica para el rescate emocional se basa en el principio de los recursos cerebrales compartidos que mencionamos antes.

¿Recuerdas que si el hermano utiliza el carro la hermana no puede utilizarlo? Pues la hermana decidió que si ella no puede utilizar el carro el hermano tampoco, así que se fue al campo de fútbol donde está entrenando y le sacó el aire a los cauchos. No es muy ortodoxo y pierden los dos, pero funciona.

En este caso la razón no puede utilizar los recursos para ver otras perspectivas porque la emoción los tiene ocupados, entonces la razón dice “si yo no puedo utilizar las neuronas, la emoción tampoco” y le dice al cerebro que se ponga a contar del 1 al 10 (o hasta 100 si fuera necesario).


¿Hay algo más racional que los números?

Cuando te pones a contar el cerebro dice “¡Epa! ¿Qué está pasando aquí? y se desconecta de la emoción. Es como si rescataras las neuronas que a partir de ese momento ya no están disponibles para la emoción y se interrumpe el secuestro emocional. ¡Le sacaste el aire a los cauchos de la emoción!

En resumen, cuando te secuestra una emoción, simplemente comienza a contar en voz alta, entre número y número respira profundo. Quizá aún no estés totalmente despejado para razonar, pero sí comenzaras a calmarte y recuperar el control de tu cuerpo y tu mente.

Lo ideal es aplicar esta técnica cuando sientas los síntomas del secuestro emocional para evitar que avance.

Recuerda que esta es una técnica de primeros auxilios y funciona para el momento en que se genera la emoción para ayudarte a manejarla, es decir, trata el síntoma, pero luego debes atender la base del problema, identificar lo que te dispara esa emoción y qué debes hacer para gestionarlo.


¿Cómo identificas los síntomas del secuestro emocional?

Como dije antes este proceso comienza por conocerte a ti mismo y para conocerte a ti mismo no hay nada mejor que la auto observación.

Me explico, los síntomas de una gripe se reconocen por que hay dolor de cabeza, fiebre, escalofríos, estornudos y malestar general. Sin embargo, no a todas las personas se le manifiestan los mismos síntomas. A algunas personas no les da fiebre, a otras no les duele la cabeza, en fin, depende de cómo reacciona el sistema inmune de cada quien, y cada persona ya tiene más o menos identificado cuáles son sus síntomas cuando tienen gripe.

Igual sucede con el secuestro emocional, en los primeros posts de este mini curso mencionamos que para “sentir” una emoción tiene que haber manifestaciones físicas. Sin cambios físicos no hay emoción de acuerdo a la teoría del bucle. Esas manifestaciones físicas son los síntomas de la emoción que surge y te está secuestrando.

Si la emoción que te secuestra es positiva como el amor, por ejemplo, se sienten las conocidas mariposas en el estómago. Si es alegría, hay como un subidón de adrenalina y el síntoma mas frecuente es la sonrisa. ¡Generalmente con estas emociones no importa el secuestro!

Cuando hablamos de emociones negativas, la cosa cambia. Con el miedo suele surgir una especie de escalofrío por la espalda, la boca se seca, las manos te sudan… Con la rabia algunas personas describen un calor que sube por los pies y llega a la cabeza como un volcán a punto de hacer erupción, otras dicen que se les nubla la vista, en fin, cada quien expresa su emoción de una manera particular.

En general, cuando logras identificar tus síntomas ya sabes lo que viene después, que suele ser algo nada agradable. Ahora también sabes que comenzar a contar te puede ayudar a no meterte en problemas más graves y hacerle daño a tu cuerpo.


Re-entrenando nuestras emociones

Para reentrenar tus emociones una vez que identificas los disparadores, debes prestar atención a tus hábitos emocionales y conductas recurrentes ante esos disparadores (que no son tan obvios para nosotros por lo que conviene solicitar feedback o buscar acompañamiento profesional).

Estos disparadores los puedes identificar repasando y llevando un registro de lo que hacías o pensabas justo antes de la explosión emocional que te secuestró.

Una vez que identificas esos hábitos emocionales puedes comenzar a modificarlos ejercitando otros comportamientos y pensamientos adecuados a la nueva respuesta que deseas genere tu cerebro.

Por ejemplo, tengo una amiga (si, tú... yo se que me estás leyendo)  que todos los días llegaba a la oficina súper acelerada, enojada, quejándose de la situación del país, padecía un secuestro emocional constante. Llegaba en ese estado de exaltación todos los días excepto los viernes, ese día llegaba feliz y tranquila.

Comenzamos a bromear con eso hasta que un día le hice notar esa situación y le pregunté ¿Qué haces distinto los viernes que tu emocionalidad cambia?  - Respondió: “Yo siempre hago lo mismo, de hecho, me despierto de buen humor, pero basta subir al carro que comienzo a sentirme de mal humor” – Entonces el problema está en el carro, le dije. - ¿Qué pasa en el carro que tu humor cambia todos los días menos los viernes?

Después de reflexionar unos minutos me dijo: “Siempre escucho el mismo programa de radio, de lunes a jueves el locutor lee todos los titulares de la prensa y los comenta, me acabo de dar cuenta que eso me pone de mal humor. Los viernes solo pone música y hace entrevistas simpáticas e interesantes”

Una vez hecho este descubrimiento, mi amiga tenía dos opciones, o dejaba de escuchar el programa y buscaba otra forma de enterarse de las noticias, o comenzaba a responder de una manera diferente a las noticias que escuchaba. A partir de allí la acompañe a hacer un trabajo emocional para entrenar su respuesta a esa emoción.

Así que te invito a identificar esos hábitos emocionales como hizo mi amiga, solo así podrás tomar acciones para cambiar esos hábitos y entrenar a tu cerebro.

En esta ocasión te dejo de obsequio una guía practica con preguntas que te ayuden a identificar tus disparadores y hábitos emocionales, podrás descargarlos en el espacio de recursos gratuitos. Si aún no estás suscrito puedes hacerlo en el link que te dejo al final de la página.

Me encantaría saber qué opinas de esta técnica. Déjame tus comentarios y cuéntame tus experiencias con el secuestro emocional.

No te pierdas mi próximo artículo donde hablaremos de la empatía y como puede afectar tus emociones de manera negativa. También las técnicas para ser empático en las dosis adecuadas y los primeros Auxilios para evitar la “intoxicación empática”.



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Comentarios

  1. Me encantan las explicaciones con ejemplos que me resultan familiares, sin duda facilitan la comprensión de los términos usados y del contenido en general.
    He experimentado varias reacciones desproporcionadas . La verdad, en eso de la inteligencia emocional, yo soy alumna reprobada. Solía decir: " tal persona saca lo peor de mi", ahora comprendo que lo que ocurre es que esa persona por alguna razón dispara la emoción que me secuestra y no permite que mi parte racional funcione. Comienzo a sentir las orejas calientes, el corazón acelerado y la transpiración comienza a mojar mi blusa. Luego la explosión, y unos minutos después ya estoy arrepentida de mi reacción. Con la técnica he aprendido a tomar distancia y como observador reconocer mi emoción, percibir las sensaciones que ésta produce en mi cuerpo, perdonarme a mí misma y reconocer que es necesario aprender a manejarla. Ahora, pienso que es importante trabajar eso que me dispara la emoción que secuestra mis neuronas. En mi caso, me he dado cuenta que algunos temas me "sacan de mis casillas" (el machismo, la injusticia, la falta de ética profesional, la indiferencia, el maltrato animal.....)
    Quizá, además del conteo del 1 al 10 sea necesario trabajar más profundamente mi caso, tal y como se recomienda en el post. Nuevamente, infinitas gracias por este valioso aporte.

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    1. Gracias por tus siempre valiosos comentarios.! Un gran abrazo.

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  2. Buenos días!!! La verdad q mi mayor secuestrador es el miedo y la angustia siento q me paralizan y no me dejan avanzar esto trae consigo pensamientos negativos lo cual me vuelvo pesimista y frustrada es muy terrible sentirse así ya que te intoxica de tal manera que te vuelves totalmente apático y nada te hace feliz. Muchisimas gracias por este espacio y el ayudarme a socorrerme en esos momentos y cada vez darme más herramientas para usarlas en el momento indicado. Un abrazo gigante y un millón de gracias.

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    1. Gracias a ti por leerme y compartir tu experiencia. Solemos dejarnos paralizar por el miedo y la angustia , ahora ya conoces un poco mas al respecto y tienes recursos para trabajarlos. Ponerlos en contexto es de gran ayuda. Si quieres conversar al respecto no dudes en dejarme un mensaje. Recibe un gran abrazo.

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