¿Y ahora que hago con mi vida?

efectividad personal, coaching, mentoring, crecimiento personal

¡Hola!¿Cómo estás?


Aquí reactivando mis artículos y súper animada preparando un montón de cosas nuevas para compartirte este nuevo año.

Y precisamente hablando de un nuevo año, hoy quiero compartir contigo una reflexión, a propósito de algo que me dijo una amiga hace poco cuando conversábamos de los planes para este 2020. Sus palabras textuales fueron:

"Comienza un nuevo año y yo sin la menor idea de que quiero hacer con mi vida".

Al principio creí que lo decía en tono jocoso, pero cuando seguimos conversando me di cuenta que esa frase encerraba mucho más que una simple expresión cotidiana, de hecho, para ella se había convertido en un gran factor de ansiedad.

Así como mi amiga, conozco varias personas que van por la vida como un torbellino, viviendo apresurados por construir la vida soñada.
Estudiar hasta el agotamiento por tener las mejores notas, para encontrar el mejor empleo “porque los mejores promedios son los más competitivos”.

Trabajar hasta el agotamiento para destacar y escalar posiciones, mientras más destacas, más responsabilidades tienes, más dinero ganas, más compromisos adquieres, menos compartes con tu familia, menos disfrutas porque estás ocupado… y de repente te detienes a preguntarte: ¿Realmente soy feliz?, ¿Esto es lo que quiero para mí vida?

También he conocido personas que a punta de constancia, estudio y trabajo llegan a posiciones de poder, nada es imposible para ellos, exitosos, poderosos, reconocidos, influyentes… y en un momento todo cambia.
Cuando menos lo esperan y sin aviso, ya no tienen el mismo poder, el mismo reconocimiento, ni la misma seguridad y de repente se ven desvalidos, desorientados e inevitablemente surge la misma pregunta ¿Y ahora que hago con mi vida?

No importa cuales fueron las razones que nos llevaron allí, el 80% de las personas en algún momento llegamos a un punto de nuestras vidas en que nos hacemos esa pregunta. El otro 20% a lo mejor siempre tuvo claro lo que quería hacer con su vida (¡que afortunados!) o, simplemente están tan obcecados en auto-convencerse de que deben conformarse con la vida que tienen, que no les da tiempo de cuestionarse y decidir si eso es lo que realmente quieren.

Por supuesto que después de haberte esforzado tanto, llegar a ese momento de reflexión viene acompañado de un torbellino de emociones: miedo, ansiedad, tristeza, angustia, decepción…

No es fácil reconocer que cuando por fin llegaste a ese momento que creíste seria tu vida soñada, te das cuenta de que todo lo que sacrificaste no valió el esfuerzo. O aceptar que no siempre estarás de moda o serás influyente y poderoso porque el mundo evoluciona y hay que ceder paso a nuevas generaciones.

La buena noticia es que esa pregunta, que parece ser un final inminente y como todo final te llena de temor y nostalgia, es realmente la llave para mirar hacia dentro, redescubrirnos y crear un nuevo comienzo.


Te confieso que yo también formé parte de ese 80%.  

Siempre he sido estudiosa, emprendedora, muy autoexigente, competitiva y eso me impulso en mi desarrollo de carrera. Logre casi todo lo que me propuse, tuve muchas oportunidades y las aproveche al máximo, alcance lo que había establecido para mi proyecto de vida, pero no todo fue color de rosa, también había, estrés, ansiedad, decepciones y mucho tiempo fuera de casa lejos de mis seres queridos, me perdí momentos familiares que nunca pude recuperar.

Agradezco todo lo que aprendí y viví en el camino que elegí, fue un gran camino que disfruté plenamente y me dejo personas, recuerdos y cosas maravillosas, pero invariablemente llego la gran pregunta… ¿Y ahora que hago con mi vida?

Y es precisamente esa pregunta la que me lleva a voltear hacia atrás para mirar el camino recorrido, para recordar quien soy, cuales son mis raíces, mi esencia. ¿Cuáles eran mis sueños?, los míos, no los que otros pudieron querer vivir a través de mí. ¿Realmente cumplí mis sueños de niña?

Esa pregunta me lleva a hacer un balance de mí: ¿Cuáles son mis fortalezas, mis debilidades, mis expectativas, mis aprendizajes? ¿Cuáles han sido mis victorias públicas y privadas? ¿Cuál es mi ego predominante, mi humildad, mis luces y mis sombras?


¿Con que me quedo y que decido soltar? ¿Cuál es mi compromiso oculto, cuales son mis creencias? 

Y cuando comienzo a responder todas y cada una de esas preguntas comienzo a descubrir y aceptar quién soy, con mis virtudes y defectos, con mis fortalezas y debilidades. Hacerme consciente de eso me permite capitalizar mis oportunidades y minimizar las amenazas que se puedan presentar.

Y a medida que voy descubriendo, comprendo que todo lo que viví valió el esfuerzo, porque me ha traído a convertirme en la persona que soy hoy y ese es mi verdadero poder.

El poder de ser yo es el que me indica que hacer con mi vida y cuál es mi propósito. Y lo que quiero hacer es precisamente eso, aprovechar lo que soy y lo que he aprendido para vivir a plenitud y ser feliz haciendo lo que me gusta mientras disfruto la vida que sigo forjando día a día. Después de todo, para eso vinimos a esta vida, ¡Para ser felices!.

Espero que esta reflexión que comparto contigo te sea útil, así que ya no me queda mas que preguntarte...

¿Estás preparado para comenzar a descubrir cual es el poder de ser tú?






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Comentarios

  1. Me encanta este artículo. Encontrar nuestro propósito a través del poder de ser yo. Y ese propósito siempre debe buscar el bien común, de ahí la satisfacción que se siente. A medida que vamos cerrando ciclos en la vida, podemos ir cambiando de profesiones o trabajos pero en algunos casos el propósito no cambia. En mi caso, mientras trabajé como docente me aseguré de fomentar en mis alumnos el respeto por la vida en todas sus manifestaciones. Hoy en día como proteccionista animal sigo promoviendo el respeto a la vida. Lo importante es como decía Cantinflas: ser feliz y hacer felices a los demás.

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    1. Que hermoso tu propósito!! gracias por siempre tomarte el tiempo de compartir tus reflexiones.

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  2. "La alegría es el termómetro de la verdad"

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