¡Hola! ¿Cómo estás?
¿Practicaste la técnica para evitar el secuestro emocional? ¿Se te hizo fácil o difícil?
¡Me encantaría saber cómo te fue!
Hoy te voy a hablar de la empatía. Y tú me dirás “¿Qué tiene que ver la empatía con los primeros auxilios emocionales?
¡Pues tiene que ver y mucho!
En un post anterior te hablé de la Hipótesis del Bucle y como para sentir una emoción debe ocurrir un cambio físico y una expresión corporal. Eso explica porqué si respiramos lento y profundo podemos enviar mensajes a nuestro cerebro que actúan como calmantes de la emocionalidad.
Ese proceso ocurre porque cuando hay una emoción mediada por el sistema límbico de nuestro cerebro (del cual la amígdala forma parte), la respuesta del cuerpo incluye una expresión facial, que a su vez estimula la ínsula y esta última completa el sentir de la emoción.
Si nosotros cambiamos esa expresión facial, la ínsula percibe que la emoción está pasando y le dice al sistema límbico que se calme y deje de sentir la emoción. Es decir, el mismo proceso, pero a la inversa.
Los científicos se dieron cuenta que muchas de las expresiones pueden comenzar por la cara y es por eso que, si practicas sonreír, aunque no tengas ganas, terminas sintiendo la emoción de la alegría y se te compone el día.
¡No es magia, es fisiología pura!
Pues bien, uno de estos científicos llamado Marco Iacoboni, descubrió que existen unas células llamadas Neuronas Espejo, las cuales se activan tanto cuando se les pide a las personas que imiten o simulen gestos, como cuando vemos esos gestos en la cara de otras personas.
Entonces, el proceso habitual para sentir una emoción funciona más o menos así:
Percibes un estímulo a través de tus sentidos (o en tus pensamientos si es un recuerdo o algo que imaginas). Ese mensaje de percepción viaja hasta el sistema límbico que es donde se genera la emoción, en este caso hablamos de risa por lo que la emoción es alegría. El sistema límbico genera una respuesta que estimula los músculos del rostro y se produce la risa.
Esa expresión facial a su vez retroalimenta a la ínsula que es la responsable del "sentir de la emoción" y es cuando realmente comenzamos a sentir la alegría. Este sentir retroalimenta de nuevo al sistema límbico en un "mientras más me río, más risa me da" y el ciclo se repite.
Observas a otra persona riendo. Esa percepción es captado por nuestras neuronas espejo. Ese mensaje viaja hasta la ínsula y comenzamos a sentir la emoción de la alegría. Este sentir retroalimenta al sistema límbico y es cuando se genera la emoción de la alegría. El sistema límbico envía una respuesta que estimula los músculos del rostro y comenzamos a reír. Esa expresión facial a su vez retroalimenta a la ínsula y el ciclo se repite.
Es decir, por causa de las neuronas espejo y el efecto Bucle, nosotros podemos llegar a expresar y sentir una emoción sin siquiera saber porqué.
Esto explica porqué si vemos a una persona bostezando también bostezamos, si alguien ríe comenzamos a reír, si vemos a alguien llorando comenzamos a llorar e incluso si alguien está viendo hacia arriba también comenzamos a ver hacia arriba (curiosidad aparte).
¡Por eso es que tienen tanto éxito las novelas, las películas y los comerciales de televisión!
¿Quizá recuerdas aquel comercial donde un niño que iba en un automóvil le sacaba la lengua a un conductor en otro vehículo y le hacía morisquetas desagradables, hasta que el conductor sacó un paquete de papas fritas de una conocida cadena de comida rápida y comenzó a saborearlas ante la mirada impotente del niño?
¿O aquel comercial de la gaseosa burbujeante y helada cuya espuma resbala por el borde del vaso?
¡¡¡Buahhhh!!! ¡¡¿A cuántos se les hizo agua la boca?!!
¡¡¡Buahhhh!!! ¡¡¿A cuántos se les hizo agua la boca?!!
Corre y después preguntas
La imitación emocional no es casual. Es una de esas herencias evolutivas cortesía de los antepasados cavernícolas. De hecho, la empatía es un mecanismo instintivo e involuntario.
Si uno de nuestros antepasados de las cavernas pasaba corriendo raudo y veloz sin decir ni hola, los demás comenzaban a correr sin preguntar, porque lo más seguro es que venía un tiranosaurio persiguiéndolo para la hora del almuerzo y aquí lo importante no era ganarle al tiranosaurio, con correr más rápido que los demás era suficiente.
Además, la empatía no es un mecanismo exclusivo de los humanos y eso explica porqué ocurren las estampidas, es un mecanismo de supervivencia y protección.
Somos seres evolucionados
Lo cierto es que haber evolucionado como raza humana tiene sus ventajas y la naturaleza en el proceso evolutivo nos dotó de ciertos mecanismos que nos permiten diferenciar lo que yo siento de lo que sienten los demás.
Esta evolución de la empatía nos ha permitido pasar del contagio emocional donde nos hundimos desconsolada y desenfrenadamente en las emociones ajenas, a comprender las razones de la emoción del otro, ser capaces de sentir compasión y brindar consuelo e incluso a convertirnos en observadores externos que evaluamos la emocionalidad de los otros, las motivaciones e incluso las intenciones sin involucrarnos en lo más mínimo.
Yo no camino con tus zapatos, me pongo a tu lado y te acompaño a caminar.
¿Cuántas veces nos han dicho que empatía es “ponernos en los zapatos del otro”? y ahora resulta que si nos ponemos en los zapatos del otro terminamos involucrados en una emocionalidad que no nos pertenece.
Y es que lo mejor es aprovechar nuestra superioridad en la cadena evolutiva para aprender a manejar este instinto y así evitar una sobre dosis empática.
Aprovechemos nuestra capacidad de diferenciar lo que sienten otros de lo que siento yo, para cortar ese impulso primario y seamos capaces de distanciarnos de la emoción sin convertirnos en seres indolentes.
Todos los extremos son malos
Así como es importante diferenciar mis emociones de las emociones del otro para evitar la sobre dosis empática, también es importante saber manejar la “intolerancia a la empatía”.
Antes mencionamos que este proceso de Diferenciación Emocional funciona de una manera creciente, que va desde el contagio emocional donde nos dejamos llevar por nuestras neuronas espejo, hasta hundirnos en una emoción que no nos pertenece y sigue avanzando hasta llegar a un punto de convertirnos en seres completamente egoístas e indiferentes al dolor humano.
Entre esos extremos hay puntos intermedios. Podemos encontrar espacios donde si bien diferenciamos la emoción ajena de la nuestra, podemos tener dificultad para limitar la empatía ya sea porque nos identificamos con la experiencia del otro, por creencias, culpas, etc. Cuando esto sucede, ocurre la "Manipulación". Siento tanta empatía que se me nubla la razón y me dejo manipular.
Puede haber también momentos en los que, si bien hay empatía, se demuestra poco consuelo o compasión y el trato es lejano. Esto suele ocurrir con personas que trabajan muy de cerca viendo el dolor humano, enfermedades terminales, etc., y necesitan formar una coraza emocional para protegerse porque es la única manera que algunas personas tienen de seguir adelante.
Y el extremo es cuando las personas se desconectan totalmente de la empatía y hacen cualquier cosa por alcanzar sus fines a cualquier costo. Son personas que no les importa el daño que causan aún cuando son conscientes de ello. Solemos ver esto en grupos familiares, empleos, sociedades y ciertos tipos de gobiernos o regímenes.
En todos los casos detrás de cada nivel hay una historia de valores, creencias, experiencias, etc.
Para comprenderlo mejor, podemos imaginar esta evolución de la empatía como una cebolla:
¿Cómo prevenimos el Contagio emocional?
Una de las emociones positivas que nos ayuda incluso a salir de nuestras propias preocupaciones es la compasión. Es una particularidad del ser humano (afortunadamente en su mayoría), sentir la necesidad de ayudar a otros aún olvidando nuestro propio dolor.
En el momento en que sientes que el contagio emocional te invade, respira profundo y en lugar de meterte en la emoción ajena, utiliza tus recursos para pensar en la manera de ayudar al otro, esto rescata tu razón y revierte el proceso de las neuronas espejo.
Aún cuando todo lo que puedas hacer sea escuchar, abrazar y contener, se despierta tu sentido de compasión y te permite protegerte y brindar consuelo útil, cosa que no podrías hace si empatizas tanto que en lugar de ser un apoyo terminas siendo una carga.
Recuerda que esta es una técnica de primeros auxilios y funciona para el momento en que se genera la emoción para ayudarte a manejarla, es decir, trata el síntoma, pero luego debes atender la base del problema, identificar lo que te dispara esa emoción y que debes hacer para gestionarlo.
Me encantaría saber qué opinas del contagio emocional. Déjame tus comentarios y cuéntame tus experiencias y opiniones.
Me encantaría saber qué opinas del contagio emocional. Déjame tus comentarios y cuéntame tus experiencias y opiniones.
Como recurso de hoy te dejo el empati-test que te permitirá reconocer e identificar los diferentes niveles de empatía.
(Este empati-test es tomado del libro la ciencia de las emociones de Federico Fros Campelo)
Permanece atento a la próxima entrega de este mini-curso donde te hablare del estrés y la agresividad tan común en estos días y que puedes hacer para gestionarlo.
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Todos los posts han sido muy provechosos, pero en éste me he visto retratada. Aprender a controlar la intoxicación empática ha sido una de mis metas, pero sin perder esa capacidad de comprender y ayudar a otros. Mi empatía con el dolor de perros y gatos, me ha convertido en una proteccionista que hoy en día ha encontrado la manera de mejorar en forma efectiva esta realidad. En varias ocasiones las emociones (rabia, miedo, tristeza) me han secuestrado, sobre todo al ver el estado lamentable en el que se encuentran algunos animalitos. Entonces no sabía cómo abordar esto. Mi parte racional no podía funcionar. Corría para escapar de la situación, lloraba, maldecía, me tapaba los ojos. En fin, sufría enormemente. En lugar de ser de ayuda, resultaba un estorbo. Los compañeros no sabían si atenderme a mí o al animalito. Observé mis emociones y pensé que mientras las trabajaba, podría buscar otras maneras de ayudar sin tener contacto directo con esa cruda realidad. Fue entonces que comencé a organizar marchas, campañas, rifas; promover la adopción responsable, preparar alimentos y atender animales comunitarios. Hoy en did aún siento intoxicación empática hacia el sufrimiento animal, pero ya he comprendido que mi accionar efectivo es lo que puede cambiar esta realidad. También sufrí intoxicación empática durante mi labor docente en la escuela pública, ante la difícil situación social y familiar de algunos alumnos. Pero con el tiempo fui adquiriendo estrategias que me permitieron ayudarlos a superar sus carencias y a avanzar en su formación integral. Gracias Justy, cada día comprendo más mi mundo emocional. Comprenderlo me trae infinita paz y mucha luz.
ResponderBorrarQue bellas palabras!! Gracias a ti por siempre estar presente en mi mundo.
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