La esperanza y la emergencia emocional

¡Y llegamos al final de este mini curso de primeros auxilios emocionales!

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Voy a cerrar con un recurso que nunca debe faltar en tu kit de primeros auxilios: La Esperanza.

Como su nombre lo indica significa esperar. Pero no tiene que ver con esperar a que todo suceda por arte de magia.

La esperanza tiene que ver con la certeza de que lo que estás haciendo tiene sentido y vale la pena, que está enfocado hacia lo que deseas lograr, es lo mejor para el futuro y trabajas con la convicción de que conseguirás los óptimos resultados posibles.

La esperanza es el motor que nos brinda la energía necesaria para empoderarnos de nuestra vida, de nuestro presente y futuro, nos mueve a forjarnos una buena vida para nosotros mismos y quienes nos rodean. No es creer que las cosas caerán del cielo, es planificar y ejecutar sobre la base de la confianza en que un futuro mejor depende de ti.

¿Esperanza y Fe son lo mismo?

Hace algún tiempo conversaba con un amigo respecto a la diferencia entre fe y esperanza. Para mí son cosas diferentes y hay una frase que me parece ilustra ambos conceptos perfectamente:

“Actúa como si todo dependiera de ti y reza 
como si todo dependiera de Dios”

Desde el observador que soy y mi interpretación, "actuar como si todo dependiera de mi" tiene que ver con la esperanza y la convicción de que soy capaz de impactar mi propia vida de acuerdo a mis acciones.

"Rezar como si todo dependiera de Dios" (del Dios en el cual tú crees o del universo, la madre tierra, la naturaleza o el nombre que desees darle), tiene que ver con la Fe, con la firme creencia de que existe algo superior a ti que va más allá de lo religioso, sobre lo cual tú no puedes influir y aun así confías en que traerá lo mejor para ti.

Como yo lo veo esa es la diferencia entre esperanza y fe. Por supuesto siempre dentro del respeto a las creencias de cada persona.

Tuve un jefe que solía decir:

“La esperanza sin acción es simplemente un acto de fe”

Lo cierto es que desde mis creencias, no existe esperanza sin acción.

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Yo tengo esperanza y quiero contarte por qué.

Cuando las cosas se ponen difíciles es muy común escuchar a personas decir que perdieron la esperanza. Pues yo creo que cuando las cosas se ponen más difíciles es cuando más esperanza hay que tener, después de todo tener esperanzas cuando las cosas marchan bien es muy fácil, el verdadero desafío está en seguir trabajando para hacer que las cosas mejoren cuando la situación es más complicada.

Me encontraba escribiendo los primeros artículos de esta serie, cuando recibí la noticia de que a una de mis hermanas le diagnosticaron un cáncer de mama. Esa fue una de las peores noticias que he recibido en mucho tiempo, sentí como si una ola enfurecida me arrastraba, por supuesto mis emociones me secuestraron y los pensamientos negativos se apoderaron de mí.

Resulta un poco irónico que justamente cuando escribo sobre los primeros auxilios emocionales me toca aplicármelos a mí misma. Así que lo primero que hice fue respirar profundo, tomarme el tiempo para identificar mis emociones y dejarlas fluir. Tristeza, miedo, rabia, impotencia… Una a una las reconocí, les di nombre y las deje expresarse, las deje salir, primero por mi propia salud y segundo porque si no lo hacia, lejos de ser una ayuda me convertiría una carga.

Una vez hecho esto, tocaba serenarse y seguir adelante, regular la empatía (como te mostré en la lección 8 de Intoxicación empática) y prepararme para acompañar a mi hermana en este proceso que iniciaba.

En medio de toda esta vorágine emocional apareció la esperanza. Una esperanza con nombre de amigos que, de cerca o a distancia, están presentes con gestos, palabras y acciones haciéndonos sentir que nos acompañan de verdad.

Una esperanza con nombre de médicos que, aun en medio de un país con circunstancias muy complicadas, aparecieron en el momento justo para hacer lo que hay que hacer, con verdadera vocación y sobre todo humanidad.

Esperanza con nombre de familia que como siempre nos juntamos como un lazo inseparable donde cada uno aporta lo que está en sus posibilidades aportar.

Esperanza con nombres desconocidos, personas que sin conocernos aparecen como caídos del cielo para ayudar y resolver en el momento en que más lo necesitamos.

La esperanza que se genera cuando las circunstancias son difíciles, es la que te mantiene a flote, te impulsa a combatir la desesperación y te motiva a aprovechar tus capacidades y creatividad para salir adelante.

¿Que es un proceso complicado?  Claro que lo es... ¿Que nos encontramos con personas sin un ápice de empatía? Si, como en cualquier parte, hay personas que lejos de ayudar estorban... ¿Que hay días más difíciles que otros? También es verdad.
Sin embargo cuando hacemos el balance nos damos cuenta que los aspectos negativos son menos, solo que  hacen mas ruido, así que decidimos enfocarnos en lo que suma y no en lo que resta.

No te voy a negar que con frecuencia las emociones se alborotan, no solo las mías, sino las de toda la familia y amigos cercanos, por eso organicé mi ritual de mantenimiento. Cada día al despertar me tomo el tiempo de agradecer, de bendecir, de protegerme, de respirar, de enfocar cual es mi rol en este momento y organizar mis acciones, lo que está en mis manos hacer y aportar para acompañar a mi hermana de la mejor manera posible manteniendo siempre la esperanza como estandarte, con la certeza de que saldrá victoriosa de esta batalla. 

Hoy te invito a revivir y mantener a flote la esperanza.

Como recurso para completar tu kit de primeros auxilios emocionales te dejo esta técnica que te permitirá encontrar maneras de hacer que la esperanza sea tangible. Lo puedes lograr apoyándote en esas pequeñas cosas que haces cada día para mejorar tu vida y la de quienes te rodean.

1.- Ante una situación general o particular, compara tu visión ideal con las circunstancias de tu vida presente.

2.- Aterriza tus expectativas en una visión realista, enfócate en lo que está en tu control aquí y ahora. No esperes que los demás actúen como tú para resolver los problemas, porque eso te desanimará si no ocurre como tu esperabas. Deja que cada persona ocupe el rol que le corresponde y actúe desde su propia visión del mundo.

3.- Establece metas claras y como alcanzarlas. Actúa. Decide lo que te corresponde. Incluye alternativas para superar los obstáculos que puedan presentarse en el camino.

4.- Insiste. Si te das por vencido a la primera, ¿Dónde está la esperanza? Eso sí, siempre ten en cuenta que si los resultados no ocurren como lo deseas tienes dos opciones:

• Cambia las acciones para cambiar los resultados.
• Acepta lo que no está en tus manos cambiar y comienza a ver los resultados de otra manera. A veces no se trata de cambiar o resolver sino de aceptar.

5.- Establece redes de apoyo, rodéate de personas con esperanza que tengan tú mismo objetivo.

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Como siempre te digo, recuerda que éstas son técnicas de primeros auxilios y funcionan para el momento en que se genera la emoción, es decir, trata el síntoma, pero luego debes atender la base del problema, identificar lo que te dispara esa emoción y qué debes hacer para gestionarla a largo plazo.

Y ahora sí, aquí me despido. La verdad espero que hayas disfrutado de este mini curso tanto como disfrute y aprendí yo escribiéndolo. Me tomaré un descanso por unos días y pronto regresaré con nuevas técnicas, artículos y sorpresas para ti.

Me encantaría si me dejas algún comentario contándome que te pareció el curso, cual técnica te gustó más que temas te gustaría leer en mis próximos artículos o cualquier otra cosa que desees contarme.

Te dejo un gran abrazo y deseo para ti una bonita vida.

¡Hasta pronto!

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