La intuición y las emociones

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¡Hola! ¡Que bueno que sigues por acá!


Este post lo quiero dedicar a una persona muy especial a quien aprecio muchísimo. Ivis Amaya va para ti.

Hoy vamos a hablar de un tema que me encanta: La intuición.

Probablemente te sorprenda que incluya este tema en los primeros auxilios emocionales, y te aseguro que hay una razón muy poderosa para ello, sigue leyendo y lo descubrirás.

Seguramente más de una vez has escuchado a alguien decir (o es probable que lo hayas dicho tú mismo), frases como: “Tengo, así como un sustico en el estómago”, “una sensación en el pecho” o “Tengo la sensación de que algo malo va a ocurrir”.

Esas sensaciones o susticos, no son más que la manifestación de la intuición o presentimientos y corazonadas como solemos decir en lenguaje coloquial.

Ahora bien, la intuición no es un don mágico inexplicable. Aunque si es cierto que algunas personas son más sensibles a estas corazonadas, la verdad es que todos se debe a un proceso fisiológico del maravilloso cerebro humano.

Según la RAE, Intuición se define como: “Facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento”.

Y es aquí cuando nuestra maravillosa mente lógica nos hace decir: Pero ¿Cómo vamos a comprender sin razonar?

Si vamos un poco más allá y nos ponemos detallistas, podemos decir que la intuición es la percepción inmediata de algo, sin la intervención de la razón.


¿A que cuando te hablo de percepción la cosa cambia?

Nuestros sentidos son capaces de percibir todo lo que sucede en nuestro entorno, incluso cosas de las que no somos conscientes porque aplicamos la llamada percepción selectiva (prestamos atención solo a aquello que nos interesa, lo cual no quiere decir que las demás cosas no están allí)

Con ese trabajo de percepción que realizan nuestros sentidos, llega montones de información a nuestro cerebro el cual a su vez es capaz de evaluar una situación a velocidades altísimas, incluso mucho antes de que seamos conscientes de ello sin dar oportunidad a que intervenga la razón.

Para que te des una idea, la amígdala que es el centro emocional de nuestro cerebro, es capaz de reaccionar a imágenes que vemos solo durante ¡¡33 milésimas de segundos!!, por supuesto en este lapso de tiempo tan cortito es imposible que nuestro consciente se haga cargo de lo que vimos y por tanto nuestra razón no puede intervenir.


No me mientas que te lo leo en la cara

¿Te ha pasado alguna vez que estás hablando con una persona y comienzas a sentir algo que no te gusta?

Pues te cuento que si bien en su mayoría podemos mover los músculos de nuestro rostro a nuestro antojo (y aquello de sonreír para engañar la emoción que vimos en la Intoxicación Empática de este minicurso), hay ciertos músculos que solo se mueven ante una emoción verdadera. Por ejemplo, puedes fingir una sonrisa, lo que no puedes es fingir lo que sucede en tus ojos cuando sientes alegría verdadera porque ese movimiento es involuntario.

¿Ahora ya entiendes porque tu mamá insistía en hablar cara a cara con tus amigos para saber cuáles eran sus intenciones?

Así que cuando estés hablando con alguien y te surja ese “no sé qué... que, qué se yo” que te incomoda, ¡no desestimes a tu intuición y ándate con cuidado!


La intuición salvavidas

Te quiero contar una historia. En una oportunidad cuando me dirigía a mi casa había un atasco en la autopista y decidí ir por los llamados caminos verdes que no es más que una carretera de montaña muy estrecha y de doble vía. Ese día llovía muy fuerte y había mucha neblina por lo que el camino no se veía bien.

Cuando aún no llegaba a la mitad del camino, un vehículo me adelanto muy rápido. A los pocos minutos me doy cuenta que ese vehículo iba delante de mí como una especie de guía, indicándome como iba el camino: luz derecha con curva derecha, luz izquierda con curva izquierda, luz de freno, etc.

De repente deje de ver las luces del vehículo ¿Qué pasó?, ¿Dónde se fue si todo iba tan bien? La verdad es que había tanta neblina que no veía nada. A lo lejos me pareció ver unos destellos luminosos, enseguida una sensación extraña se apoderó de mí y comencé a sentir que algo no estaba bien. En ese momento y sin comprender porque, decidí girar el volante hacia la izquierda y pasarme al canal contrario (a expensas que un carro viniera de frente).

Mientras seguía avanzando miré a mi derecha y pude observar un ¡hueco enorme!, la carretera había cedido y se había ido la vía, el vehículo que iba delante de mí cayo por allí. Los destellos luminosos que observé eran un par de camiones que venían en sentido contrario y se detuvieron al ver caer el otro vehículo. Los conductores hacían cambio de luces para prevenirme, pero tome consciencia de todo eso después que ya había pasado.

¿Qué me hizo girar el volante y pasarme al canal contrario aun cuando no veía nada y mucho menos entendía que estaba pasando? Pues supongo que fue mi intuición. Mi cerebro percibió y procesó toda la información que yo de manera consciente no fui capaz de razonar, me avisó y me hizo cambiar de canal. Cada día agradezco mi intuición y siempre le hago caso.


¿Cómo puedo saber que es mi intuición y no mis pensamientos y creencias los que están actuando?

Esa es una muy buena pregunta.

De acuerdo a lo que hemos conversado en post anteriores ya sabemos que nuestros pensamientos generan emociones, por lo tanto, si de repente comenzamos a sentirnos mal porque tenemos rato generando pensamientos negativos respecto a una idea, eso no es intuición. Simplemente estamos somatizando el pensamiento negativo o catastrófico.

Con la intuición funciona diferente, porque nuestra capacidad de evaluar inconscientemente está ligada a nuestros mecanismos emocionales también inconscientes, y eso da lugar al sentir de la manifestación física, solo que esta aparece de manera inesperada sin pensamientos recurrentes, la sientes de inmediato sin que el pensamiento y la razón hayan intervenido.

Recuerda que los centros emocionales del cerebro y los nervios alrededor del estómago tienen mucho más tiempo evolucionando que el lenguaje, así que la intuición es producto de la percepción inconsciente y no de lo que te dices a ti mismo.

Dicho esto, cuando necesites tomar una decisión, simplemente piensa con calma las opciones que tienes y cuál sería el impacto de cada una, mientras haces esto, presta atención a las sensaciones de tu cuerpo y esto te dará una gran pista.


¿Cómo utilizamos la intuición a nuestro favor?

Lo primero es aprender a diferenciar si es intuición o es un pensamiento o creencia que esta por allí fastidiando. Para esto un sencillo ejercicio de atención plena:

Obsérvate y encuentra si tienes una situación que está ocupando tus pensamientos. ¿Hay rumia mental? ¿Hay pensamientos negativos acechando? Para esto puedes ayudarte con los audios de gestión emocional que están en el espacio de recursos gratuitos.

Si logras identificar que se trata de pensamientos negativos y diálogos internos, ya cuentas en tu kit de primeros auxilios recursos para trabajarlos.

Si con la atención plena y autobservación te das cuenta que esta sensación es diferente, (y créeme que te vas a dar cuenta enseguida), toma tu tiempo para revisar de que se trata y sobre todo has caso a las señales de tu intuición.

ATENCIÓN Debes ser consciente que a partir del momento en que aceptas la intuición, entra en juego tu razón. Tus experiencias y expectativas comienzan a intervenir por lo que es muy probable que te enfoques en hacer supuestos y anticipar resultados.

Cuida que esto no te juegue una mala pasada y se convierta en un pensamiento catastrófico porque aquí es cuando entramos en la emergencia emocional, no por la intuición en sí, sino querer dar explicación a las sensaciones de la intuición.

Recuerda que los seres humanos tenemos la necesidad de dar sentido a todo lo que ocurre en nuestra vida a través de la sensación de certidumbre y eso es algo que no siempre podemos lograr. Puedes revisar esto en la lección 3 Desequilibrios emocionales por estrés continuado

Cómo siempre te digo, éstas son técnicas de primeros auxilios y funciona para el momento en que se genera la emoción para ayudarte a manejarla, es decir, trata el síntoma, pero luego debes atender la base del problema, identificar lo que te dispara esa emoción y qué debes hacer para gestionarla a largo plazo.

Por último, quiero compartirte una técnica maravillosa que aprendí de Elsa Punset para entrenar tu cerebro y que te será muy útil para la toma de decisiones. La podrás descargar en el espacio de recursos gratuitos. Te dejo el enlace al final de la página.

Permanece atento a mi próximo artículo porque con el terminamos este minicurso de primeros auxilios emocionales.

¡¡El tema será una sorpresa que te encantará y no te lo puedes perder!!

¡¡Chau!!





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Comentarios

  1. Que difícil ese limite entre la intuición y el ejercicio racional posterior de compararlo racionalmente con nuestros esquemas de valores y creencias . Miedo a decidir lo correcto que paraliza y pensamientos recurrentes que pueden como dices ser " veneno catastrófico" . Creo he vivido muy de cerca todo esto con la migración forzada. Muchas gracias por tu reflexión inductiva y constructiva.

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    1. Ciertamente hay un límite muy sutil entre una y otra. En beneficio de nuestro bienestar emocional la invitación es a trabajar y confiar en esa intuición para que sea una aliada y no un verdugo. Estoy de acuerdo contigo en que la migración forzada llena de miedo y te enfrenta a otras creencias. Mi invitación es a intentar cambiar esa visión de "forzada", por otra que te haga sentir mejor. Recuerda que la palabra tiene poder y crea realidades, mientras mas te repitas que es forzada el efecto sera peor. Quizá comenzar a verla como la mejor opción que pudiste tomar en ese momento, sincera tus emociones y pon a trabajar el efecto bucle a tu favor. Gracias a ti por leerme y por dejar tan valioso comentario. Un abrazo.

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  2. Sin duda sería maravilloso aprender a distinguir el impulso intuitivo de la rumia mental. Me ocurrió en una oportunidad cuando me disponía a salir a caminar como todas las mañanas, sentí claramente cuando la voz de mi intuición me dijo que no llevara mi koala (bolso).Entonces pensé: es mi miedo a ser robada, lo que me tiene paranoica, no le haré caso, el miedo no me paralizará. Salí entonces a caminar por primera vez con mi koala en la cintura y cuando apenas caminé una cuadra, fui amenazada con un arma para que lo entregara . Sin duda lo que incitó al ladrón fue esa prenda, seguramente imaginó que adentro había un celular. Si hubiera hecho caso a mi intuición, habría evitado el robo pero le abrí la puerta a la razón y ésta me aconsejó mal.
    En otra mañana, al salir a caminar por la misma zona de siempre (Paseo Los Próceres), apenas a unos pasos de mi casa, un ciclista se precipitó al suelo con todo y bicicleta justo a mis pies. Mi intuición, me dijo: no sigas adelante, regresa a tu casa. Así lo hice. Nunca sabré, qué me esperaba, pero para entonces, no tenía herramientas. Que maravilla contar con este curso. Gracias una vez más. Es difícil pero al menos ahora tengo algo de lo cual echar mano.


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    1. Gracias a ti por compartir tus experiencias! Un gran abrazo.

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